Origen. El parásito más resistente.
1. “¿Cuál es el parásito más
resistente? […] Una idea. Una vez que una idea se ha implantado en el cerebro
es casi imposible erradicarla. Una idea totalmente formada y entendida se queda
ahí aferrada.”
Esta afirmación de Dom Cobb (Leonardo
Di Caprio) al comienzo de la película bien podría relacionarse con la inquietud
originaria que impulsó a Descartes a filosofar. Cuando el
joven Descartes termina su largo periodo de formación académica, afirma
sentirse "embargado por tantas dudas y errores" que
le parecía no haber conseguido (durante el tiempo que duraron sus
estudios) "más provecho que el de descubrir cada vez mejor (su)
ignorancia"
¿Qué relación se te ocurre que puede
existir entre ambas afirmaciones? ¿A qué otro filósofo anterior a Descartes te
recuerda y por qué?
Descartes procede de una familia de clase media-alta, en la que sus padres
pudieron pagarle unos estudios en un colegio privado, muy importante en Europa.
En esta época, ir al colegio suponía pasar toda tu infancia y gran parte de tu
adolescencia estudiando, dónde Descartes se sintió impulsado por un espíritu de
investigador, incluso de aprendiz interesante. Se interesó por gran cantidad de
cosas y estudió, todas las disciplinas que se ponían a su disposición,
seriamente durante 10 años. Empezando, por todo lo que se escribía de filosofía
sobre el conocimiento de la época.
Tras todo este tiempo entregado al estudio y al conocimiento, Descartes
sale de la escuela con una serie de dudas, como él mismo afirma en la frase
anterior; es decir, salió con la sensación de “no saber absolutamente nada”.
Aunque aparentemente, ambas frases no tengan nada que ver, la realidad es
que sí la tiene, más incluso de lo que nos podemos imaginar.
La clave de esta cuestión, está en descubrir a un filósofo que se refirió a
estas cosas, ya que nos enseñó que quién piensa, lo hace sin prejuicios; es
decir, sin tener idea de absolutamente nada, porque cuando uno tiene la cabeza
llena de ideas, empiezan los problemas, las dudas, las cuestiones lo que
creíamos saber…
Este filósofo nos ha enseñado a que la mejor manera de pensar es vaciar la
mente, limpiar la cabeza, al igual que hacemos cuando intentamos eliminar las
cucarachas o cualquier otro bicho que nos molesta. Ya que, si las ideas son
parásitos, estas igualmente deben desechadas.
Pero esto va aún más allá, y es que; ¿Todas las ideas realmente son malas?
¿Todas necesariamente tienen que ser eliminadas?
Lo cierto es que no es así, puesto que todos los conocimientos recogidos a
lo largo de la historia de la humanidad, estudiados por Descartes, no son el
resultado de una serie de mentiras; y aunque algunas cosas hayan sido
manipuladas o mal interpretadas con el tiempo, no todas son así.
Lo que realmente ocurre es que llega un momento en que todo está tan
mezclado, que no sabemos diferenciar, cuáles son ideas que realmente han
sucedido así y cuáles no. Todas se quedan en nosotros, al igual que un
parásito, pero hay algunas que están ahí y que además tienen malas
consecuencias.
En conclusión, se trata de diferenciar cuáles de estas son malas y cuáles
realmente valen. Todas las que nosotros podemos llegar a generar, procedentes
de la parte de nosotros menos fiable, como pueden ser el temor y la esperanza
que nos impiden pensar, o incluso algunas que no provienen de nosotros mismos
sino de otros, son ideas muy duras.
Un ejemplo en el que se aprecia de forma clara y personal, es la etapa de
la vida en la que ahora mismo me encuentro en una etapa, en la que estas
constantes me rodean continuamente, ya que tengo miedo a mi futuro y al mismo
tiempo tengo una gran esperanza de conseguir mi objetivo y todo esto me lleva a
generar una serie de ideas y pensamientos que no me producen una pérdida de
tiempo, ya que me llevan a tomar una serie de decisiones que me permitirán
continuar, pero para ello es necesario saber las cosas como realmente son, sin
temor y sin esperanza, de forma clara y fría, sin verme condicionada por nada,
ni dejarme llevar por nada. Siendo conscientes de que muchas de nuestras ideas
tienen un origen muy incierto como asumir los pensamientos de otros sin yo
haber tenido la oportunidad de haber podido validarlos.
Si sabemos lo resistentes que son las ideas, preocupémonos por saber qué
tipo de ideas están estableciéndose en nosotros.
Si intentamos borrar todas nuestras ideas y por lo tanto eliminarlas, siempre quedarán una serie de ideas tan sólidas y firmes que sobre ellas, podrá construirse sobre ellas cualquier cosa.
2. Para
Descartes la duda en su versión más radical (deshacerse de
todas nuestras ideas, principalmente de aquellas a las que más inclinados
nos sentimos a considerar verdaderas) es el origen del conocimiento.
En la película, sin embargo, hay momentos en los que ya nadie (ni los propios
extractores) es capaz de establecer alguna seguridad.
¿A qué recurren los extractores en
esos momentos de duda extrema? ¿A qué concepto de la filosofía de Descartes
correspondería dicho recurso?
¿Dudar es el
origen del conocimiento?
Someter a
una crítica radical a todas nuestras ideas, empezando por aquellas que nos son
más queridas, familiares o nos resultan más evidentes.
Si elegimos
deshacernos de las ideas, ¿cuáles quedarán? ¿de qué tipo serán esas ideas?
Al igual que
cuando construimos una casa, elegimos el lugar y los materiales adecuados para
que sea resistente y pueda someterse a cualquier cambio, o accidente, lo mismo
pasa con las ideas.
En la
película hasta los mismos extractores a fuerza de dudar, llega un momento en el
que ya no están seguros de nada y casi sería mejor desear tener algunas ideas,
aunque fuesen falsas, que no disponer de ninguna seguridad.
Porque hasta
el propio espectador, nosotros mismos, nos planteamos ¿en qué parte del sueño
están?, ¿de qué sueño se trata?,¿la mujer de Cobb es real o no? ¿Cuándo son los
niños reales y cuándo son simplemente proyecciones de su subconsciente?… Para
intentar evitar esto, los propios extractores de la película recurren a un
“tótem” que les hace diferenciar cuándo están soñando y cuándo no, es decir,
para saber qué ideas son fiables y cuáles no.
En Descartes
hay un tótem también, para ello nos referimos a un Tótem científico, que
permite diferenciar la verdad de la falsedad.
Descartes sugiere el rechazo a todos los
conocimientos que tan sólo sean probables y establece que no se debe dar
asentimiento sino a los perfectamente conocidos y de los que no puede dudarse.
En sentido estricto, ello ha de enfocarse hacia el hecho de que hace referencia
a la aritmética y la geometría; “con lo que de hecho se presenta y/o insinúa
“Un problema de importancia en el pensamiento de Descartes: la relación de las
matemáticas con la filosofía”. Una breve mención, hecha por Juan Manuel Navarro
al respecto, infiere que ello puede dar lugar a diversas interpretaciones. En
apariencia se presentan como las únicas que haya que estudiar, sin embargo, eso
no quiere decir que así tenga que ser, sino que en la búsqueda de la verdad
debe ocuparse de objetos que tengan una certeza igual a la de las
demostraciones aritméticas. Así, a partir de esta directriz, es preciso
recordar también, que el objeto de Descartes es el de poder aplicar un método que es matemático en rigor, a todas las
demás ciencias. En este sentido, la mención que hace Descartes a las
matemáticas obedece a un carácter pedagógico y no a la intensión de que la
matemática sea la única ciencia que se deba aprender, como erróneamente se lo
puede interpretar.
3.Toda la
trama de la película se sostiene sobre la posibilidad de que un agente externo
(los extractores) pueda implementar y condicionar nuestros sueños. Esta
situación ya fue planteada por Descartes y la conocemos como Hipótesis
del Genio Maligno.
¿En qué consiste dicha hipótesis?
¿Qué nos obliga a pensar?
La hipótesis del genio maligno es un recurso argumentativo propuesto por Descartes en las Meditaciones Metafísicas. Con él Descartes culmina la duda metódica, que adquiere así la máxima radicalidad.
Descartes sugiere que tal vez hemos sido creados por un Dios que nos obliga a engañarnos sistemáticamente, que ha dispuesto nuestra naturaleza de tal modo que creemos estar en la verdad cuando realmente estamos en el error. Con esta hipótesis se cuestiona la legitimidad de las proposiciones que parecen tener la máxima evidencia, las que se presentan con "claridad y distinción" (excepto las referidas a la propia mente, como mostrará el descubrimiento del cogito), proposiciones del tipo "dos más tres es cinco" o "la suma de los ángulos de todo triángulo es igual a dos rectos". Por lo tanto, llega a cuestionar la veracidad de la propia matemática.
El objetivo de este extraño supuesto, es investigar si es posible encontrar algo que sea absolutamente indudable: si encontramos una creencia que llegue a superar esta hipótesis, su calidad como verdad será extraordinaria.
Aunque Descartes no explica ni justifica cuidadosamente la hipótesis del genio maligno, parece que se refería a las siguientes cuestiones: ¿Podemos considerar que nuestro reconocimiento de algo como verdadero es consecuencia de nuestro cerebro? ¿Podríamos pensar que vemos algo como verdadero porque estamos hechos como estamos hechos, de tal forma que a distinta constitución distinto conocimiento?
Tal vez las cosas que puedan considerar verdaderas seres pertenecientes a otras especies, o seres racionales que hayan sufrido una evolución biológica diferente (por ejemplo, los extraterrestres), pueden ser distintas a las nuestras. Cabe dudar que las matemáticas, por ejemplo, tenga una validez universal, en el sentido de que tal vez para otros seres, seres con una naturaleza psicológica o física distinta a la nuestra, los axiomas matemáticos sean también distintos a los nuestros, resultando imposible su inferencia como experiencia cognitiva.
En definitiva, si reflexiones de este tipo nos llevan a pensar que el reconocimiento de algo como verdadero depende de nuestra propia naturaleza o forma de ser, parece que hasta los conocimientos más firmes pueden ponerse en cuestión. Es posible que Descartes introdujese la hipótesis del genio maligno para señalar esta última duda.
4..-“Los
sueños nos parecen reales mientras los tenemos. Sólo cuando nos despertamos nos
damos cuenta de que algo no cuadra.”, dicen algunos
personajes en la película. Y es que no hay nada más potente y
misterioso que la capacidad de nuestra mente para idear: ¿Qué es todo ese mundo
al cual nos da la impresión de que pertenecemos? Para Descartes podría ser una
simple ficción fruto de nuestra mente. La imaginación y la creatividad pueden
ser nuestras carceleras, y la única llave para escapar es "no
dejarnos persuadir jamás sino por la evidencia de la razón y
no por nuestra imaginación ni por nuestros sentidos", una
capacidad que, sin duda, "tiene algo de divino" (Discurso del
Método).
¿Qué otro
filósofo anterior a Descartes atribuyó un carácter
"divino" a la razón? ¿A qué se quería referir cuando nos invitaba a
"vivir la vida de la razón"?
Lo que plantea Descartes en el Discurso del Método, había ya sido formulado de modo muy semejante por filósofos menos conocidos de su tiempo. Francisco Sánchez, el Escéptico,ya dibuja el método cartesiano en 1576:
“... Daba vueltas a los dichos de los antiguos, tanteaba el sentir de los presentes: respondían lo mismo; mas, que me diera satisfacción, absolutamente nada... ... En consecuencia, retorné a mí mismo, y poniendo todo en duda como si nadie hubiera dicho nada jamás, comencé a examinar las cosas mismas, que es el verdadero saber. Analizaba hasta alcanzar los principios últimos. Haciendo de ello el inicio de la contemplación, cuanto más pienso más dudo ...”
Además la idea expresada en «cogito ergo sum», («pienso, luego existo»), que se atribuye a Descartes, ya fue expresada poco tiempo antes y de forma casi exacta por Gómez Pereira en 1554:
“Conozco que yo conozco algo. Todo lo que conoce es; luego yo soy.”
5..- El pensamiento
"ilustrado", y todos sus hitos históricos desde Platón (el propio
Descartes es uno de ellos), expresó de muchas maneras una idea
fundamental: la razón nos hace libres. Pero no porque ella suponga
un vacío de legalidad. Al contrario, la razón es la única legalidad (rigor,
cohercitividad) bajo cuya acción un ser racional puede ser libre. Fuera
de la legalidad de la razón quedamos sometidos a la arbitrariedad de la ley que
otro logre imponer, puesto que sin ley alguna nada, ni siquiera el mayor
absurdo, puede mantenerse (Observa como en la película el supuesto mundo libre
de los sueños es, en realidad, una cárcel construida a capricho de los
extractores y regida por las reglas de estos).
¿Crees posible la realización
efectiva del ideal ilustrado? ¿Qué condiciones piensas que deberían darse para
que, como dijo Condorcet, "llegue el día en que el sol ya no
alumbre sobre la tierra más que a hombres libres a más señor que su
razón"?
Desde mi punto de vista la razón como principio del conocimiento conceptual, que supera el conocimiento de la experiencia, como fenómeno opuesto a intelectual fue considerado fundamental en el pensamiento por los griegos, que consideraron esta cualidad como propiedad específica del alma humana, permitiendo así el lenguaje y el intercambio entre los hombres; convirtiendo la argumentación, la discusión y el diálogo en las acciones necesarias para el desarrollo intelectual, la búsqueda del conocimiento, y el establecimiento de relaciones políticas.
La razón ha sido vista de este modo como la expresión privilegiada de las capacidades humanas, descalificando otras propiedades del espíritu. Tal ha sido sobre todo la consideración de la Razón con mayúsculas durante la Edad Moderna. En la actualidad se considera una facultad no desligada sino en perfecta unidad, que no en perfecta armonía, con las demás capacidades como los sentimientos y sobre todo la acción y adaptación en el entorno natural, cultural y social de cada individuo y grupo.
Pienso que para que pueda darse lo que Condorcet dijo es necesario que no hagamos caso a nuestras “ideas fuertes” esas que, como decía antes, permanecen fuertes y se puede construir sobre ellas. En el caso de que estas no sean distinguidas de las otras, no sean diferenciadas por la razón, podría ocurrir eso.
6.“Pienso,
luego existo” es la frase de un intelectual que subestima el dolor de muelas.
“Siento, luego existo” es una verdad de una validez mucho más general y se
refiere a todo lo que vive. Mi yo no difiere sustancialmente del
vuestro por lo que piensa. Hay mucha gente y pocas ideas: todos pensamos
aproximadamente lo mismo y nos comunicamos las ideas, nos las dejamos, las
robamos. Sin embargo, si alguien me pisa un pie, sólo yo siento aquel dolor. NO
en el pensamiento, sino en el sufrimiento, es donde está la esencia del yo; el
sufrimiento es el más básico de todos los sentimientos. Sufriendo, ni un gato
puede dudar de su yo único e irreemplazable. Cuando
sufrimos, el mundo desaparece y cada uno de nosotros se queda solo consigo
mismo. El sufrimiento es la universidad del egocentrismo. (Milan Kundera. La
inmortalidad)
¿Entiendes que Kundera y Descartes están hablando del
mismo "Yo"? En caso de que no, ¿cuál de los dos valoras
más? ¿Cuál de los dos valoría más, un filósofo como Descartes?
Desde mi punto de vista no podría decir que Descartes y Kundera hablan de un mismo “yo”, ya que el primero establece que el pensar es la gran realidad gracias a la cual podemos afirmar la existencia del propio yo, un yo que es una realidad pensante, una res cogitans. “Mis pensamientos constituyen mi realidad; mis pensamientos constituyen mi yo”, como así nos lo explica en su conocido Discurso del Método:
«Pero inmediatamente después caí en la cuenta de que, mientras de esta manera intentaba pensar que todo era falso, era absolutamente necesario que yo, que lo pensaba, fuese algo; y advirtiendo que esta verdad: pienso, luego existo, era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos eran incapaces de conmoverla, pensé que podía aceptarla sin escrúpulo como el primer principio de la filosofía que andaba buscando.
Luego, examinando con atención lo que yo era, y viendo que podía imaginar que no tenía cuerpo y que no había mundo ni lugar alguno en que estuviese, pero que no por eso podía imaginar que no existía, sino que, por el contrario, del hecho mismo de tener ocupado el pensamiento en dudar de la verdad de las demás cosas se seguía muy evidente y ciertamente que yo existía; mientras que, si hubiese cesado de pensar, aunque el resto de lo que había imaginado hubiese sido verdadero, no hubiera tenido ninguna razón para creer en mi existencia, conocí por esto que yo era una sustancia cuya completa esencia o naturaleza consiste sólo en pensar, y que para existir no tiene necesidad de ningún lugar ni depende de ninguna cosa material; de modo que este yo, es decir, el alma, por la que soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo, y hasta más fácil de conocer que él, y aunque él no existiese, ella no dejaría de ser todo lo que es.»
Por lo contrario, Milan Kundera plantea otra cara de la cuestión. “No son los pensamientos aquello que me constituye, sino mis sentimientos: siento, luego existo”.
En el siguiente fragmento de La inmortalidad, podemos observar como Kundera subraya el peso del sufrimiento en el proceso de tomar conciencia de mi yo. Su perspectiva se aproxima a la de Balise Pascal cuando éste afirma que el corazón tiene unas razones que la razón no entiende.
«Pienso, luego soy es la frase de uno intelectual que menospreciaba el dolor de muelas. Siento luego soy es una verdad de una validez mucho más general y se refiere a todo aquello que vive. Mi yo no difiere sustancialmente del vuestro por aquello que piensa. Hay mucha gente y pocas ideas: todos pensamos aproximadamente lo mismo y nos comuniquemos las ideas, nos las dejemos, las robamos. Pero, si alguien me pisa un pie, soy solo en percibir aquel dolor. No en el pensamiento, sino en el sufrimiento, es donde hay la esencia del yo; el sufrimiento es el más básico de todos los sentimientos. Sufriendo, ni un gato no puede dudar de su yo único e irremplazable. Cuando sufrimos, el mundo desaparece y cada cual de nosotros se queda sol con sí mismo. El sufrimiento es la universidad del egocentrismo.»
Yo personalmente, valoraría más la forma de pensar de Kundera, ya que hoy en día todos tendemos a tirar por un camino más fácil y más sencillo, evitamos pensar y nos conformamos solo y únicamente con lo que nos llega, sin pararnos a pensar que significa realmente y cómo de buena es esa información que nos llega, ni siquiera nos importa quién ha dicho eso o como se ha llegado esa conclusión, lo único que nos importa es que nos ha llegado, pasando a un segundo plano incluso a un tercero, el significado exacto que tiene esa idea o conocimiento.
Pienso que un filósofo como Descartes, valoraría más su propia teoría.
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